jueves, 5 de mayo de 2011

Trabajar en Casa




Como profesionales independientes tenemos muchas posibilidades de trabajo, pero está en cada uno de nosotros discernir cuál se ajusta a nuestro tipo de personalidad. 

En mi caso, prefiero trabajar en casa y con "mis propios" horarios preestablecidos. Pero, como todo, la actividad free-lance tiene sus bemoles.

¿Qué pensarían si vieran un aviso clasificado que dijera:
"se solicitan empleados que trabajen sin horarios, sin incentivos ni sueldo preestablecidos y en un ambiente de distracción y caos"?
¿Cómo les suena esto? ¿Mandarían un CV a esta empresa? ¿Se presentarían a una entrevista? El sentido común dice que no. Sin embargo, muchos profesionales independientes hacen de este supuesto aviso, su ABC de trabajo.

Los que decidimos trabajar como "plantel unipersonal" sabemos que no podemos aumentarnos el sueldo así como así, pero sí podemos incentivarnos cuando cumplimos un objetivo de trabajo.
¡Dado que no tenemos un departamento de Relaciones Humanas que esté atento a nuestro desempeño, lo que podemos hacer es darnos una palmadita en la espalda que nos aliente a seguir avanzando, porque los incentivos son poderosos motivadores! Y cada vez que logremos cumplir con un objetivo claro y mensurable, podemos "regalarnos" un viaje, una cena, una caminata con nuestro perro por algún lugar que nos guste mucho, un libro, un par de zapatos, una entrada para ver una obra de teatro, etc.


Aspectos importantes a tener en cuenta:
  • Establecer una cantidad determinada de horas de trabajo, ya sean diurnas o nocturnas, preferentemente basadas en nuestro biorritmo. De esta forma podemos concentrar nuestro mayor esfuerzo las horas o los días de más energía y relajarnos en los momentos de menor rendimiento intelectual, emocional o físico.  
  • Mantener limpio y ordenado nuestro lugar de trabajo, como lo exigen las grandes empresas. Esto nos ayudará a no perder tiempo innecesariamente y seguramente, aumentará nuestra productividad.  

Aunque parezca menor, otro punto IMPORTANTÍSIMO es separar la actividad laboral de la familiar. Al trabajar en casa, el escritorio está apenas a metros del living o del comedor y eso complica el trabajo, (especialmente, si el profesional que trabaja en casa es "mujer") ya que la familia se involucra más de lo que debería y los límites, a veces, se vuelven difusos. 

    Por lo tanto, sí o sí necesitamos encontrar la forma de establecer una estructura laboral que sea respetada:
    • La puerta del escritorio deberá estar CERRADA (al menos, mientras trabajemos) para determinar esa separación mental entre la empresa unipersonal que decidimos formar y la familia. Esa "separación" nos ayudará a tomar decisiones basadas en la remuneración económica y no en la interrelación familiar.
    • Debemos vestirnos como si el cliente estuviera frente a nosotros y ¡no sentarnos a la computadora en bata! Porque la conocida frase  "total... nadie me ve" ya no tiene vigencia; ¡¡¡recuerden que hoy sí pueden vernos a través de la computadora!!!
    • En definitiva, tenemos que prepararnos mentalmente para entrar en nuestro escritorio como si nos trasladáramos a cualquier lugar a trabajar junto a otra gente.
    Estoy convencida de que nunca es tarde para darle un giro a nuestra profesión y analizar de dónde venimos, dónde estamos y dónde vamos a estar en el futuro.
    Por eso, si las cosas nos salen mal, no podremos echarle la culpa a nadie más que a nosotros mismos, porque ¿quién es nuestro jefe, nuestra secretaria, nuestro RRPP o nuestro servicio de atención al cliente? ¡Nosotros mismos!

    Creo que debemos aprovechar lo mejor de ese "plantel unipersonal"  siendo flexibles y aprendiendo de los errores cometidos. Esa es la mejor forma de consolidar una buena reputación.

    ¡Pensemos que nuestro trabajo es nuestro "producto" y sepamos que, digan lo que digan, ese producto no existe hasta que otra persona esté dispuesta a pagar determinado precio por él! 


    ¡Hasta la próxima entrada!

    miércoles, 4 de mayo de 2011

    Cascaritas de Azúcar



    Hoy quiero devolverles algo de la "dulzura" que me dan Uds. cuando leen las entradas que publico.
    Para festejar las más de diez mil (¡sí, 10.000!) visitas a mi blog, les cuento una sencilla receta.

    Como no me gusta lo excesivamente empalagoso, es a base de cascaritas de naranja, ideales para acompañar el café o el "five o´clock tea" ;-)



    1. Lavar muy bien 3 o 4 naranjas de ombligo (que tienen la cáscara bien gruesa)
    2. Pelar las naranjas con el pela papas, evitando dejar la piel blanca (porque eso las vuelve amargas) y preparar tiritas de 1/2 cm. de ancho, aproximadamente
    3. Echar las cáscaras en juliana en una cacerola con agua hirviendo (que apenas las cubra), blanquear unos 3 minutos y colar 
    4. Volver a echar las cáscaras en agua hirviendo, pero esta vez unos 20 minutos
    5. Sacarlas y escurrirlas en un repasador
    6. Ponerlas en una sartén y agregar una taza de azúcar para formar el almíbar
    7. Mezclar el azúcar con las tiritas a fuego bajo y al final, echar agua fría a cucharaditas
    8. Retirarlas del fuego y colocarlas sobre una rejilla metálica
    9. Espolvorearlas con azúcar, dejarlas reposar unas horas y... Voilá! 
    10. Cuando estén frías, guardarlas en un frasco herméticamente cerrado para que no las afecte la humedad
    ¡¡¡Y cuando lo deseen... a disfrutar con un amigo/a o con cualquier persona con la quieran compartir un momento de dulzura!!!


    Pd-
    Las fotos tan "tentadoras" fueron tomadas de gustausted.blogspot.com. Si quieren darle un vistazo, encontrarán la misma receta pero con algunas variables interesantes, por cierto.