jueves, 31 de marzo de 2011

¿Y los cosméticos?


Sergio Medini y Adriana
El experto maquillador Sergio Medini embelleciéndome con los maquillajes de Sisley.
 ¡Los cosméticos prometen ser elixires de juventud y nosotros lo creemos al pie de la letra! 
En esa búsqueda estamos incluso cuando viajamos: frascos y más frascos de productos con aceite de oliva, caroteno, rosa mosqueta, ácido hialurónico, ácido glicólico, té blanco, chocolate, caviar, aloe, vitamina c, manteca de Karité, oligoelementos etc., etc.,  etc., hacen que tengamos que ver cuáles son los cosméticos que vamos a usar según la cantidad de días que estemos de viaje.



En primer lugar, pensemos que siempre es mejor llevar un portacosméticos “flexible” en lugar de uno rígido porque, obviamente, se adaptará mejor al espacio libre que nos quede en la valija o en el bolso. Y, si es necesario, llevaremos más de uno.
En cuanto a los cosméticos en sí, prefiero llevar mini envases y de ser posible, sobres o sachets. ¡Sí! Ésos que habitualmente recibimos de regalo para promocionar una marca. Si no tenemos ninguno porque ya los hemos usado, conviene invertir en los productos que las principales marcas venden exclusivamente para viaje. En general, están pensados para que duren varios días, depende del tamaño. Lo bueno de usar mini productos es que al terminarlos, vamos desechando los envases y el portacosméticos vuelve a estar vacío, listo para reponer los productos, ya sea en el free shop, antes de regresar a casa o en nuestra próxima visita a la perfumería. Si no compramos los productos exclusivos para viaje, podemos (aunque es más trabajoso) traspasar los líquidos o lociones de un envase grande a uno chico que nos haya quedado vacío. 


Otro secreto para ahorrar espacio es llevarse una crema que se pueda usar tanto de día como de noche y una que pueda usarse tanto en los párpados como en los labios. Si podemos optar, los mejores cosméticos para viajar (tanto masculinos como femeninos) son los que vienen en barra, en polvo, en càpsulas (como las de ceramida de Elizabeth Arden) o tipo jabones (como el desmaquillante sin jabón de Sisley) o tubos minerales, ya que tienen la ventaja de que en caso de accidente, no se derraman ni manchan las prendas que haya a su alrededor.  












¡La cosmética masculina se viene con todo!
A los varones (como tantas otras cosas de la vida ;-)) les resulta menos complicado que a las mujeres, pero igualmente deberán pensar qué llevar, aunque no tengan que decidir entre una u otra crema, como nosotras, porque todos sus cosméticos se reduzcan a cuatro o cinco frascos... 
Si bien todavía prevalecen los productos para afeitarse o los perfumes y desodorantes, el uso de una mayor cantidad de cosméticos, según las distintas marcas va, francamente, en aumento.



A la hora de elegir desodorantes y perfumes, es preferible que sean sólidos, a bolilla, en barra o inclusive, en crema o en pañuelitos descartables, que los hay a la venta y son muy buenos. Los perfumes en aerosol (lo mismo que los esmaltes de uña) deberán ir sí o sí en su envase original. De todos modos, nunca debemos olvidar colocarlos en bolsitas con cierres herméticos o portacosméticos de algún material plástico. Si son transparentes, mejor, para que cuando en los aeropuertos escaneen la valija, se pueda ver bien qué hay adentro, de esa forma nos evitamos un mal rato.



Mi portacosméticos preferido es uno flexible, que se enrolla o se dobla en varias partes y en uno de los extremos tiene una perchita; es ideal porque ocupa poco espacio en la valija y también en cualquier toilette, ya que lo cuelgo y listo.
Algo que en mi vida diaria no uso pero me resulta imprescindible cuando viajo son las toallitas húmedas o refrescantes. En general, el precio es accesible, huelen rico y son bárbaras porque nos sacan de apuro en incontables ocasiones. Las uso para refrescarme el cuello o los brazos si estoy en un lugar donde el calor es insoportable, para limpiarme las manos si no hay agua y jabón a mano, para limpiar algún elemento que esté sucio, si tengo que apoyar algún objeto (por ej. en un baño); hasta me sirvieron para sacar alguna manchita en la ropa. Ahora vienen infinidad de tamaños y versiones sin alcohol, específicas para la cara e incluso, antibacteriales, así que no hay excusas para no incluirlas en el portacosméticos.
Otra cosa que, aunque no sean cosméticos estrictamente hablando, podemos incluir, son cierto tipo de productos con medicamento.

Un “must”para mí son:
  • las curitas (nunca me faltan las Compeed o las Urgo) porque cuando camino mucho, seguro que me aparece una ampolla en algún lugar del pie
  •  las lágrimas artificiales, porque mis ojos son híper sensibles y 
  • el agua termal; la uso cada tres o cuatro horas para mantener la piel de la cara hidratada. La sequedad que me produce pasar un día en un catamarán o un avión o en las condiciones medioambientales antinaturales de un aeropuerto, equivale a estar varios días expuesta al sol y al viento sin protector solar adecuado y sin anteojos para sol.
  • dependiendo del lugar a donde viajemos, flores de Bach, aspirinas, antigripales, vitaminas, repelente contra insectos, cicatrizante en polvo, antiinflamatorio y todo aquello que nos pueda ser útil ante una emergencia, siempre en frascos o envases “mini”, ¡no lo olviden! 












 ¡Finalmente, si no es un problema el espacio, usemos portacosméticos rígidos que los hay y son muy lindos, más que nada porque están compartimentados y los productos quedan perfectamente ordenados!








Así que ¡a poner nuestros mejores productos en el portacosméticos y a seguir soñando con los elixires de la juventud eterna!























jueves, 10 de marzo de 2011

¿Cómo armo la valija?


Podríamos mencionar tantos métodos como viajeros hay en este mundo, pero a la hora de armar la valija, conozco sólo dos que son realmente efectivos: 
  • El método quizás más conocido, que es el de guardar toda la ropa estirada.
  • Y el que aprendí con Tomoko Higuchi, hace muchos años en New York  (ella me ayudó a organizar dos de las tres valijas que traje cuando regresé a Argentina). Es el método de “enrollar” muy firme toda la ropa para que ocupe menos espacio y no se arrugue. 

¡Aunque no lo crean, todo lo que ella acomodó, llegó absolutamente impecable! De todos modos, hay que ser muy ducho con esta técnica, porque si no, se da el efecto contrario, los rollos “gordos” pueden ocupar más lugar que si la ropa se guardara estirada.
Por supuesto que la idea es, en ambos casos, llenar todos los espacios de la valija.

Debo decir que desde el “método Tomoko” en adelante, hubo muchísimos km. recorridos y así llegué a tener mi propia organización: un mix del "estirado" más el "enrollado".
Cuando voy a viajar, comienzo haciendo una lista de lo que creo que voy a llevar en la valija. Esto es importantísimo porque a la hora de repasar lo que ya hemos acomodado y controlar que no nos hayamos olvidado de nada, es muchísimo más fácil y práctico leer un simple listado que "espiar" cosa por cosa dentro de la valija.

Entonces, con papel en mano, me paro frente al placard y comienzo a sacar la ropa, según la lista que armé. 
Despliego todo sobre la cama porque eso me da una idea de la cantidad de ropa elegida y si hiciera falta, saco o agrego algo, según el cálculo de cantidad de prendas por cantidad de días. Traigo la valija y... ¡comienzo la tarea de acomodar!
Primero, al fondo, ubico lo más pesado, como algún abrigo, cartera o zapatos y botas que, depende del espacio con que contemos, van a ir juntos o separados, pero siempre en una bolsa, para no ensuciar nada con la suela. ¡Como detesto las bolsas de nylon, mis zapatos van siempre en bolsas de tela!
Pablito



En el caso de que viajemos con chicos, lo más práctico es llevar un bolso aparte con el calzado de todos. Así no ensuciamos ni arrugamos la ropa que está en la valija y además, no tenemos que ponerlos en bolsas.





Una vez lista la base, voy armando diferentes capas hasta llegar a la ropa más liviana y delicada, como los vestidos, las blusas o las túnicas. 
La pila que vamos armando deberá ser bien pareja; por ejemplo: si ponemos un pantalón con la cintura hacia la derecha, el que pongamos sobre éste, deberá estar ubicado al revés, para evitar desniveles.
Respecto a los pantalones, me gusta colocarlos con las piernas fuera de la valija para ir armando la pila adentro, hasta llegar al final, momento en que doblo las piernas hacia adentro, como envolviendo la pila de ropa.
En los bolsillos o compartimientos de la tapa y los costados de la valija ubico alguna bijou (nunca suelta, por supuesto, sino en bolsas o envoltorio ad hoc)), corbatas, chalinas o pañuelos de seda y prendas más delicadas.
Los cinturones pueden ir enrollados en algún rincón o a lo largo, estirados a los costados de la valija.
En cuanto a la ropa interior, el secreto está en hacerla “bollito” y meterla entre los rincones libres o bien dentro del calzado.

Ahora bien, si en vez de una valija, decidimos llevar un bolso, tenemos que prepararlo con mucho más cuidado, para que la ropa no se arrugue. 





Y aquí sí recomiendo sí o sí un mix de los dos métodos.
Si el bolso no tiene una base sólida, armada, lo mejor es poner en el fondo un jean o más pantalones estirados y doblados o una prenda fuerte como algún abrigo de jean, lana o cuero. Haciendo esto, no se arrugarán las prendas que coloquemos encima.





Una vez formada la base, coloco las demás prendas perfectamente “enrolladas” para que el bolso tenga una mejor forma. Dispongo los rollos “apretaditos” dentro del bolso, uno al lado del otro y relleno los huecos con medias, ropa interior u otros objetos pequeños.
Una vez armado, el bolso tendrá una forma pareja, similar al fucsia de la foto y, seguramente, la ropa llegará bien a destino, lista para usar y sin tener que planchar nada.

¡Pero a nosotras, las mujeres, todavía nos falta elegir los cosméticos que vamos a llevar! Aunque, pensándolo bien... no sólo nosotras los usamos. 
¡Mientras tanto, vean este interesante video de Eileen Hansen, porque los cosméticos y remedios serán tema de una próxima entrada!