martes, 6 de agosto de 2013

De Basenjis y Etnias Indígenas



¡Hola, queridos seguidores de Estilo "A"!


Con este resumen histórico, pretendo hacer un sencillo homenaje a una de las naciones indígenas de nuestro país, que desapareció como grupo étnico a mediados del siglo XVI.

Lo que comenzó en España como un gran proyecto de “descubrimiento del Continente Americano", se convirtió, luego, en una muestra de imperialismo destructivo y dominante.

Siempre es bueno tener presente que existieron habitantes autóctonos en nuestras tierras antes de la llegada de los conquistadores españoles y que algunas de las etnias distribuidas como naciones a lo largo y a lo ancho de Argentina, todavía subsisten, aunque a duras penas, discriminadas incomprensiblemente por algunos blancos y, prácticamente, olvidadas por los gobiernos de turno.


Los chanás pertenecían a la raza pámpida e integraban el grupo del litoral, porque se asentaron en las costas del río Paraná y de sus afluentes. Ocupaban una larga franja, extendida de norte a sur y se cree que llegaron a esta región remontando el río Uruguay; al menos, así parecen confirmarlo los restos arqueológicos encontrados.


En honor a la nación Chaná-Timbú, mis dos basenjis rescatados del maltrato y del abandono, llevan su nombre. Timbú es el mayor (tiene unos 7 años); está en casa desde hace poco más de tres y Chaná es el
Chaná y Timbú
menor (tiene unos 3 años) y fue adoptado hace poco más de un mes. Los basenjis son originarios del Congo (África) y al escuchar sus nombres por primera vez, todos dicen que "suenan bien... justo para ellos", pero, lamentablemente, casi nadie sabe que ésos nombres son auténticamente argentinos.

Por ese motivo, en esta entrada quiero contarles cómo eran estos pueblos originarios.

Básicamente, las culturas timbú y chaná eran similares, incluso se reconoce la existencia del doble gentilicio de la nación Chaná-Timbú.

A partir del siglo XVI, esta nación comenzó a recibir la influencia cultural de la corriente migratoria guaraní, que se abatió sobre su territorio. Esa circunstancia y el temprano contacto con los europeos, hicieron que los chaná-timbúes fueran uno de los primeros en desaparecer de América del Sur, ya sea por la diseminación de enfermedades para las que carecían de inmunidad o por cruentas muertes en los famosos "aperreamientos" practicados, habitualmente, por los españoles.



Su aspecto físico era destacable ya que medían más de 1,70m; algunos, sobrepasaban fácilmente al metro ochenta. Eran atléticos, de nariz larga y delgada, pómulos y mentones salientes, pelo lacio y negro o castaño, de ojos oscuros y tez bronceada.

Desarrollaron una gran movilidad a lo largo del Paraná y sus afluentes, por lo que se los considera semi-sedentarios. Eran habilísimos canoeros e hicieron de la pesca en canoa su modo de vida. Hechas de un solo tronco ahuecado, las embarcaciones podían medir de ocho a veinte metros de largo. Parte de la pesca se ahumaba y se conservaba, secándola al sol.

Ya sea con grasa de pescado o con la de cualquier animal que cazaran, freían unos buñuelos hechos con tierra. que comían a modo de pan.

Para atacar o para defenderse, fabricaban arcos cortos y flechas con puntas de madera y hueso. También utilizaban piedras para hacer puntas, boleadoras y piedras de honda o gomera, con las que cazaban venados, ñandúes y nutrias.


Entre los objetos encontrados por los arqueólogos, había utensilios de “alfarería gruesa”, objetos en forma de campana, con asas macizas y agujeros en el medio y la parte inferior, pero, lamentablemente, se desconoce su utilidad. Es muy interesante la decoración cortada o incisa de su cerámica, con guardas o figuras geométricas y figuras zoomorfas en las asas o en la parte superior de los recipientes playos, en especial de cotorras y loros.

La agricultura (producto de la progresiva "guaranización") era practicada tanto por los chanás como por los timbúes, que consumían porotos y zapallo. Los timbúes, además, sembraban abatís (maíz), calabazas y habas y recolectaban miel de camoatí y lechiguana (variedades de abejas silvestres) vainas de algarrobas, raíces y caracoles.

Las mujeres eran hermosas, de cabellos largos, de color castaño. Usaban collares hechos con caracoles y huesos y unos aros que le tomaban las orejas. En épocas calurosas, los chaná-timbúes andaban desnudos, pero cuando hacía frío, usaban gorros hechos con la cabeza de las onzas; los hombres vestían mantas de cuero o de piel de nutria y las mujeres, delantales de tela.

Se pintaban el cuerpo y se adornaban con plumas, vinchas y tembetás (pequeñas barras de metal que se introducían en el labio inferior). Usaban orejeras de metal y se perforaban la nariz para engarzar adornos de piedras coloridas que obtenían por intercambio con otros pueblos, probablemente del noroeste.

Sabemos que, siempre, en la construcción de las viviendas, influye de manera especial el medio geográfico y la cultura de un pueblo. Como los chaná-timbúes eran semisedentarios, construían sus chozas con paredes de tejido de junco y techos a dos aguas, de paja, sobre los albardones vecinos de ríos, lagunas y arroyos.


El enterratorio o cementerio era directo o de primer grado y estaba ubicado muy cerca de la aldea.
Los cuerpos eran enterrados en posición de descanso o en cuclillas.
Los sepulcros se adornanban con
plumas de avestruz; allí mismo se plantaba un ombú y la parentela volvía al lugar, de vez en cuando, a
honrar y llorar al difunto. Las mujeres de los timbúes se cortaban la falange de un dedo cuando moría algún hijo o pariente directo.
En cuanto a los enterratorios indirectos o secundarios, se sabe que solían desenterrar los cuerpos, cumplido el proceso de putrefacción de las partes blandas, para pintar sus huesos con ocre y grasa; posteriormente, procedían a inhumarlos, acompañados de un ajuar funerario.

Los niños chanás eran enterrados de manera diferenciada de los adultos: en urnas de cerámica, llenas de ocre y tierra y tapadas con cuencos o platos anchos.

Algunos investigadores sostienen que fueron polígamos. Se sabe también que en la tribu existían hechiceros y un "Señor principal" de la tierra, al que llamaban Corunda, que hacía las veces de cacique o jefe tribal.

La mayoría de los chanás, junto a otras tribus indígenas locales, fueron confinados a las reducciones fundadas a fines del siglo XVI o inicios-mediados del XVII, como las de San Bartolomé, San Antonio y Santo Domingo Soriano. Fueron, además, víctimas del sistema de encomiendas o de la simple persecución armada.
Su cultura fue diezmada hasta la casi total desaparición en un lapso de 200 años.

Como las chanás estuvieron destinadas a ser mujeres de españoles desde el mismo momento de la colonización española, la lengua chaná era transmitida oralmente a través de una adá oyén nden o sucesora "guarda-memoria". Los españoles solían transmitir el linaje por línea paterna, por eso, en contraposición, las madres indígenas nombraban a alguna de sus hijas como mujer guarda memoria y transmitían su legado a través de una estructura matrilineal.




El primer europeo en tomar contacto con estos pueblos fue el veneciano Sebastián Gaboto. El fuerte Sancti Spiritu se constituyó en el primer asentamiento hispano de la región del litoral, pero fue destruido dos años más tarde por la nación Chaná-Timbú.

El censo nacional argentino de 2001 demostró que en Entre Ríos existen más descendientes de chanás de lo que se suponía, pero están mestizados y completamente aculturados.

A raíz de ese censo, unos años después, salió a la luz el caso de un ciudadano entrerriano, Blas Jaime, oriundo de Nogoyá y residente en Paraná, que conservaba las tradiciones y hablaba en el antiguo lenguaje chaná. Blas es descendiente por línea materna de chanás y debido a que su madre no podía tener más hijos, su abuela le confió a él las tradiciones y la lengua. El que, posiblemente, sea el último chaná, mencionó más de 250 vocablos y frases, que están siendo estudiadas.

Si bien no existe ningún documento escrito que pueda ampliarnos la información acerca de la estructura de la lengua, algunos lingüistas la consideran emparentada con la lengua de los Guaycurú, en tanto que otros la señalan como próxima a la Charrúa.

Sólo se cuenta con alguna referencia en torno a su pronunciación gutural. Lo cierto es que, la inexistencia de documentos, no permite más que especulaciones teóricas sobre esta lengua.

Lo único concreto es que la lengua chaná se refleja aún hoy en gran parte de la toponimia de la región que fuera habitada por la nación Chaná-Timbú.